Para degustar un vino debemos trabajar no solo el sentido del gusto, también la vista y el olfato. Tratar un vino con tranquilidad y sutileza puede conseguir que descubramos aspectos que no conocíamos. Es por eso que una cata de vinos es una parada obligatoria para los más enófilos que quieran descubrir el maravilloso mundo de los caldos. Además se convierte en un plan inmejorable para disfrutar en grupo con tus amigos.
Aunque dominar el arte de las catas es fruto de años de experiencia, la técnica principal y las nociones básicas son bastante fáciles de entender. Tan solo necesitarás papel y boli y una selección de vinos para probar. A continuación te indicamos los pasos que debes tener en cuenta:
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Organización
Es muy importante preparar una sala adecuada para esta actividad. A ser posible debe de ser en color blanco, al igual que el mantel que vayamos a utilizar, y con una buena iluminación también en el mismo tono. La sala debe de estar ventilada correctamente para mantener un olor neutro y una temperatura adecuada.
Otro de los preparativos imprescindibles es tener todo el material necesario preparado como un decantador, un sacacorchos, un enfriador, una escupidera, un block de notas para apuntar las percepciones y el número de copas necesario en función de los participantes y vinos en la cata.
También es muy importante conocer el orden en el que se deben de catar los vinos teniendo en cuenta su tipo y estructura. El más lógico suele ser empezar por los espumosos y blancos jóvenes para finalizar con los tintos con madera y dulces. Entre ellos estarán los blancos con madera, los rosados y los tintos jóvenes, en ese orden.
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Fase visual
Es la primera fase de la cata en sí y la más sencilla de las tres. En un primer vistazo se diferencia el color más básico diferenciando entre vino tinto, blanco o rosado. Una vez tenemos establecido esta primera idea debemos diferenciar la tonalidad del vino dentro de las diferentes gamas. Si es más teja o terroso, más a amarillo o dorado o más asalmonado o pardo respectivamente. Después debemos observar otros aspectos como su brillantez y su intensidad. La composición de estos cuatro aspectos hará que cada vino tenga unos parámetros diferentes y sean únicos.
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Fase olfativa
En esta ocasión debemos diferenciar dos partes, la primera con la copa parada y la segunda. Durante esta fase podemos percibir tres grupos de aromas. Los varietales son los provenientes del propio fruto, los de fermentación por su parte son los generados por el metabolismo de las levaduras y bacterias, especialmente de los tintos, y por último los terciarios que son los que se desarrollan durante su envejecimiento en barricas. Así pues podemos diferenciar entre aromas frutales, florales, químicos, vegetales, balsámicos o especiados.
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Fase gustativa
La última de las fases está muy relacionada con la olfativa anterior. En el gusto de los vinos debemos diferenciar entre dulzura, amargura o acidez pero también el tipo de estructura que tiene en boca cada vino. En este proceso debemos poner siempre la misma cantidad de vino y mantenerlo en nuestra boca durante varios segundos.
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Cambio de vino
Una vez se acaba la degustación de cada vino es importante limpiar la copa para no alterar las propiedades del siguiente vino. Para ello tenemos varias formas, la más usual es enjuagar la copa con el vino anterior, de ahí la estrategia del orden en el que se prueban los diferentes vinos. Si disponemos de más tiempo también se puede lavar con agua tibia y un jabón inodoro que no infiera en las connotaciones que percibamos de cada modalidad. Por último en el caso en el que hubiera copas suficientes, se puede utilizar una diferente para cada cata asegurándonos así por completo cualquier interferencia en nuestros sentidos
Teniendo en cuenta estos aspectos podrás disfrutar en condiciones de una excelente cata. Pon a prueba tus conocimientos y disfruta de una buena cata de vinos.