Todos hemos oído alguna vez que un producto es ‘Denominación de Origen Protegida’ (DOP). Pero no es el único reconocimiento que un producto puede obtener: también existe el distintivo ‘Indicación Geográfica Protegida’ (IGP). ¿Cuáles son las diferencias y características en común de estas denominaciones? ¡Os lo contamos!
Aunque guardan sus particularidades, cabe decir que tanto la DOP como la IGP “constituyen la herramienta utilizada en la Unión Europea para el reconocimiento de una calidad diferenciada” en diferentes tipos de productos alimenticios: agrícolas, vinos, licores, etc. De esta forma, se garantiza la calidad, siempre asociada a factores particulares como el medio o el origen geográfico. Y es aquí donde descubrimos las grandes diferencias entre estas dos distinciones.
Características DOP e IGP
La Denominación de Origen Protegida identifica que un producto es originario de un lugar determinado, casi siempre una región. Estamos hablando, por tanto, de un medio geográfico que guarda unos factores naturales y humanos únicos. Asimismo, estas siglas también hacen referencia a la producción, transformación y elaboración de ese producto, siempre en esa misma zona geográfica delimitada.
Por su parte, los productos con una Indicación Geográfica Protegida mantienen alguna cualidad o reputación determinada relacionada con su origen geográfico. En este caso, no todo el proceso de producción tiene por qué tener lugar en esa zona geográfica definida, de la que también toma su nombre. Basta con que solo una de sus fases de transformación o elaboración se produzcan ahí.
Por tanto, podríamos decir que ambas distinciones identifican que un producto es originario de un lugar determinado y que existen unas características particulares vinculadas con el medio geográfico del lugar. No obstante, la relación de la DOP es más estrecha que la de la IGP.
Aun así, y según contempla la legislación que regula los regímenes de calidad, la R(U)1151/12, es posible que un producto DOP sea elaborado con una materia prima (carne, leche, etc.) que proceda de una zona geográfica más amplia que la definida o incluso otra diferente; aunque simple que cumpla las mismas condiciones.
Qué aportan estos reconocimientos
Más allá de ser un sello de calidad, esta distinción ayuda a que toda la cadena de producción tenga su ganancia y reconocimiento, sobre todo los productores de dicha zona geográfica, que siempre son los más desfavorecidos. De esta forma se les asegura una remuneración justa por las cualidades de sus productos, garantizando el nombre de estos productos. Así mismo, y para el consumidor final, la DOP y la IGP se convierten en información clara sobre los productos que están consumiendo y sus propiedades, para entender así el valor añadido que, seguramente, se refleja en el precio final.
En este caso, todos los vinos Barcolobo guardan la distinción I.G.P. Vino de la Tierra de Castilla y León, motivado, entre otros factores, por la ubicación de la Finca La Rinconada, en un enclave singular: la Reserva Natural “Riberas de Castronuño – Vega del Duero”.