Es momento de dar la bienvenida oficialmente al verano. Y para ello, nada mejor que un plato típico de esta época: el ajoblanco. Tan rápido como sencillo de elaborar, esta sopa fría se convierte en el entrante ideal de cualquier comida estival.
Con acento malagueño, y origen probablemente en al-Ándalus, este plato se elabora con apenas un par de ingredientes: sólo necesitas pan, almendras, ajo, aceite, sal, vinagre y agua. Unos productos que nos recuerdan mucho a otra típica “bebida” andaluza. De hecho, este plato también es conocido como gazpacho de almendras, haciendo alusión a la versión posterior que se popularizó en Córdoba en este caso con la llegada del tomate a la península.
Receta ajoblanco
Ya conoces los ingredientes. Y aunque en este tipo de platos las cantidades de los productos son “a ojo”, para esta receta de ajoblanco propondremos 150g de miga de pan, 500ml de agua fría, 100g de almendras crudas, 100 ml de aceite de oliva virgen extra (AOVE), 1 diente de ajo, 2 cucharadas de vinagre, sal al gusto y 6 uvas peladas.
Se trata, como ya hemos hecho referencia, de una sopa; por tanto, de un plato líquido. Para su elaboración procederemos a remojar el pan unos minutos y triturarlo, en robot de cocina o batidora, con el resto de ingredientes salvo el aceite. Cuando todos se vaya unificando, empezamos a echar el aceite, poco a poco, para conseguir que emulsione. ¡Y listo!
Muy sencillo y rápido de hacer. Ahora solo queda enfriarlo y añadirle algún acompañamiento. En nuestro caso, un par de uvas que sumen notas dulces al plato. Entre todas las opciones posibles, hay quienes optan por añadir melón o incluso espárragos.
Una de nuestras versiones más completas es la que propone el Restaurante Bolívar (Madrid) en su menú degustación: base de ajoblanco, bien suave; espárragos de Navarra – las puntas, que son de temporada; piñones y, por supuesto, uvas.