Lo que somos hoy es el resultado de lo que fuimos en algún momento de nuestra historia. Y eso también incluye nuestra pasión por el vino. Porque si en la antigua Grecia había uvas, ¿también conocerían ya el caldo elaborado a partir de este fruto? ¡Así es! Según la mitología griega, Dionisio, uno de los Doce Olímpicos, era considerado el dios del vino y el éxtasis. Y para entender por qué, simplemente es necesario conocer su historia.
Quién es Dionisio
Hijo de Zeus, el gran dios griego, su historia prometía ser “épica” incluso antes de nacer. Pero todo se tuerce precisamente en ese momento. Dionisio iba a ser fruto de una relación extraconyugal entre Zeus y Sémele, joven mortal hija del rey de Tebas; hecho que no le hace mucha gracia a Hera, la mujer legítima, y decide vengarse acabando con la vida de Sémele.
Pero entonces…¿qué pasa con nuestro dios del vino? Bien, pues Zeus logra salvarle la vida rescatando el vientre del cuerpo inerte de su madre y se lo implanta en el muslo, donde se gesta durante nueve meses y deja de ser mortal, para convertirse en dios de pleno derecho.
Todo esto a escondidas de Hera. Por eso, una vez transcurrido el tiempo de gestación, el bebé no puede quedarse en el Olimpo y queda al cuidado de las Ninfas de la lluvia y Sileno, que vivían en el Monte Nisa; son ellas quienes se encargan de criarlo y educarlo.
Dios del Vino
Viviendo en un jardín, los elementos más accesibles para él eran las flores y las frutas. Una tarde, y por casualidad, arrancó una uva de una viña e hizo un zumo, exprimiéndola al máximo. Al volver a encontrarse con ese jugo días después, descubrió que su sabor había cambiado un poco y que ese caldo se había convertido en una bebida densa y apetitosa. ¡Había creado el vino!
Para celebrarlo, organizó una fiesta donde el protagonista sería ese nuevo néctar que acababa de nacer, y que con el tiempo fue perfeccionando; para ello, irremediablemente tenía que consumir cada vez más, y eso generaba un estado de embriaguez en él. No obstante, su objetivo era claro y cuando obtuvo un buen producto, comenzó una peregrinación para dar a conocer su producto por todos los rincones.
Esto le valió el sobrenombre de Eleterio (Eleutherios, el liberador), ya que sus cultos y rituales incluían emborracharse y actuar de manera liberada. Por esto es no solo conocido como el dios del vino y de la agricultura, sino también del éxtasis y la locura ritual.
¿Te ha parecido interesante? ¿Conocías ya las hazañas de Dionisioi en la antigua Grecia? Pues atentos que próximamente os hablaremos de Baco, su representante grecorromano…o quizás fuera la misma persona. ¡Pronto lo sabremos!