Disfrutar de un buen vino es una auténtica experiencia sensorial en la no sólo interviene el gusto o el olfato si no también el sentido de la vista. Más allá de blanco, tinto o rosado cada una de las tipologías del vino tiene diferentes tonalidades que van en función de su forma de elaboración o el tipo de uva que se emplea. Y es que con tan solo prestar atención a este aspecto podemos conseguir mucha información sobre el vino que estamos a punto de degustar.
Los colores del vino blanco
Lo primero que tenemos que saber es que el color de un blanco depende sobre todo de la cantidad de contacto que el mosto tiene con las pieles de las uvas durante el tiempo de fermentación. Por eso el color puede ayudarnos a identificar también si un vino blanco es joven o crianza. Así pues, pueden ir desde un color pajizo verdoso hasta un tono prácticamente ámbar, pasando por todos los tipos de amarillos, del más pálido al más intenso o dorado.
Los colores del vino tinto
En caso del vino tinto, también podemos observar diferentes tonalidades en su escala de color. Una de las condiciones de estos colores son la variedad de uva elegida ya que cuanto más gruesa sea la piel mayor intensidad tendrá el color debido a los antonianos. En este caso, pueden ir desde un tono más violáceo hasta uno más teja o caoba.
Al igual que con el vino blanco este tono nos puede dar información sobre la edad del vino ya que cuanto más joven sea más violeta se verá mientras que a medida que pasan los años el color se tornará a unos tonos más amarronados o granates. Por ejemplo, un vino de color granate suele ser de no más de 3 años de crianza mientras que los de color caoba son de un mayor tiempo.
Los colores del vino rosado
En el vino rosado, el tipo de uva es el gran diferencial a la hora de ver el color del vino- Así pues, las uvas de tempranillo o garnacha consiguen un color más intenso mientras que otras como el merlot o el pinot noir consiguen un tono rosa mucho más pastel. Además, el color del rosado nos puede indicar también algunos de los aromas y sabores que podemos encontrarnos a la hora de la degustación. Nuestro lacrimae Rerum se caracteriza por ejemplo por un intenso color rosa fresa ácida, fruto de las uvas tempranillo con la que se elabora.
Además, más allá de la tonalidad podemos prestar atención a otros parámetros visuales como puede ser la intensidad o el brillo. Ahora es momento de que disfrutes de un buen blanco como nuestro Verdejo 2022 y pongas atención a lo aprendido. ¡Chin chin!