Si pensamos en la combinación “Vino y Navidad”, todo el mundo se imagina una familia vestida con sus mejores galas, alrededor de una mesa engalanada con la mantelería y la cubertería reservada para esta ocasión, y con un vino presidiendo en el centro. Aunque es posible que ese concepto ocurra únicamente en España, donde el vino se convierte en el mejor aliado de una familia o un grupo de amigos, que comparten anécdotas, risas y alguna que otra lágrimita.

 

Hablar de vino y de Navidad en el resto de Europa es hablar de Glühwein, el vino caliente especiado típico de los mercados navideños europeos, especialmente en Alemania, conocidos como Weihnachtsmärket. El Glühwein es una bebida alcohólica, en este caso vino tinto, a la que se añade azúcar, naranja y algunas especias, por ejemplo, laurel, clavo de olor, anís estrellado y nuez moscada molida, y se pone a cocer. Es, como se puede deducir de sus ingredientes, un producto totalmente diferente a nuestra copa de tinto en la comida de Navidad. 

 

Pero, cambiando de prisma y centrándonos de nuevo en el país germano, el Glühwein se suele tomar sobre todo en la calle, paseando, recorriendo los mercadillos, viendo las luces de la ciudad y haciendo las compras navideñas. Por tanto, su principal función es ayudar al cuerpo a entrar en calor y reconfortar.

 

No obstante, y aunque nos resulte muy curioso, nosotros seguiremos apostando por nuestro tinto; ese que no tiene ningún toque dulce, más bien matices a madera, regaliz, ahumados, o puede que sí, con alguna nota a fruta madura. Todo dependerá del vino que escojas: El Jaral, Victoria 2017 o Rinconada en los tintos, el rosado Lacrimae Rerum o el Verdejo. 

 

En Navidad, para nosotros el vino seguirá sirviéndose en copa y no en taza, a su temperatura de servicio (normalmente entre 14 y 16 C). Y seguirá siendo parte fundamental de la celebración de estas fechas. Porque si algo nos gusta, sea en periodo navideño o no, es brindar con los nuestros por todo lo bueno que queda por venir.