Los tiempos cambian, la tecnología avanza y el paisaje de nuestros campos se transforma. Hasta hace no mucho era frecuente encontrar todos nuestros viñedos con plantaciones en vaso (parras bajas). Pero, de un tiempo a esta parte, muchas bodegas como Barcolobo hemos apostado por la vid en espaldera. Ambas cuentan con sus ventajas e inconvenientes. Te explicamos a continuación la diferencia entre estos dos tipos de formaciones.

Plantación en vaso

Este sistema de plantación es el más antiguo de los dos. De hecho, ha habido unos años en los que se pensaba, incluso, que se trataba de una viña vieja con baja rentabilidad. ¡Nada que ver! La rentabilidad de la planta no depende del sistema de cultivo, sino de la zona y sus condiciones climáticas. 

La formación en vaso es más sencilla, natural y de menor coste (en implantación y mantenimiento – no necesita ningún componente extra). Se trata, en principio, de una opción más económica. No obstante, por las condiciones que presenta, no permite la mecanización de las labores, por lo que se deben realizar manualmente: poda, vendimia, etc; lo que implica mayor coste de mano de obra. 

Visualmente, encontramos un tronco bajo del que nacen los elementos vegetativos (hojas y racimos) de forma radial. Por eso, esta plantación tiene menor exposición solar y peor aireación. Esto da lugar a problemas de podredumbre, ya que los racimos están muy cercanos al suelo. No obstante, por este mismo motivo, al tener menos carga de uva, la calidad de los racimos suele ser mayor (con más grados). Todo depende también del número de brazos que dejemos. 

Para evitar esta situación, se pueden implantar postes de madera en cada cepa, para recoger los sarmientos y la gran parte de masa vegetal de la planta. De esta forma, los racimos están más expuestos al sol y también al aire. Favorece mucho el desarrollo de las parras. 

 

Plantación en espaldera

La otra formación del viñedo es la plantación en espaldera, por la que apuesta Barcolobo. Este sistema, más moderno, permite la intromisión de la tecnología y la maquinaria en el terreno. Por tanto, aunque en un principio requiere una inversión mayor (instalación de alambres, postes y estructuras metálicas), se reducen los costes de mano de obra y se facilita mucho más el trabajo. 

Asimismo, al encontrarse en alto, las parras tienen mejor ventilación y exposición al sol, lo que evita bastantes enfermedades fúngicas. Estos factores, tan importantes para la uva, son sinónimos de racimos de gran calidad. 

La elección de un sistema u otro depende, por tanto, de muchos factores. Primero y principal, de las condiciones orográficas y climáticas. Pero también de la inversión que se vaya a hacer: si se quiere una pequeña parcela para cuidado y use personal, o se pretende formar un gran viñedo que requiera de maquinaria.