Para que el vino llegue hasta nuestros paladares, antes es necesario todo un proceso de mimos a la vid y la uva. Todo es importante y cada detalle cuenta. El regalo que la vid nos ofrece llega en la temporada de vendimia, donde obtenemos los frutos de una dedicación incondicional. 

Para ello, la vid realiza un ciclo anual y vegetativo. En este post te vamos a contar todo lo que necesitas saber para conocer este apasionante proceso.

El ciclo de la vid

El ciclo de la vid comienza con la brotación. Dependiendo del hemisferio, el periodo en el que ocurre varía: en el hemisferio norte ocurre entre marzo y abril; y en el sur entre septiembre y octubre. Coincide con la primavera, las yemas se hinchan y brotan cuando la temperatura media del aire supera los 10ºC durante varios días. 

Los brotes crecen rápidamente, desarrollando los diferentes órganos de las vides (hojas, yemas, zarcillos, inflorescencias…) hasta que la vid florece. Inicialmente la energía que requiere la planta para soportar este crecimiento viene de las reservas de carbohidratos acumuladas en el tronco y raíces de la vid. Una vez que las hojas se desarrollan, son estas las que generan la energía a través de la fotosíntesis. También se forman las yemas latentes que, gracias a una hormona inhibidora, se quedan dormidas hasta el siguiente año. Momento en el que brotarán. 

Al inicio del crecimiento vegetativo es muy importante un buen abastecimiento de agua y nutrientes. Pero después del envero viene bien un poco de estrés para restringir el crecimiento vegetativo para que la planta se centre en madurar el fruto. Esta parte del ciclo se corresponde al periodo de marzo a agosto en el hemisferio norte y de septiembre a marzo en el hemisferio sur. 

Durante la floración, hay factores determinantes para que la polinización sea efectiva: las temperaturas deben ser superiores a los 15ºC, mucha luz y poca o ninguna lluvia. Las flores que no son polinizadas se caen. Hay años que más flores de lo normal no son fertilizadas; este fenómeno recibe el nombre de Coulure (en inglés). Hay casos en que la uva se desarrolla sin semilla y no crecen mucho: esto se denomina corrimientos. Las uvas sin semillas maduran a diferente velocidad y suelen ser más dulces. 

En los dos casos anteriores los rendimientos de la vid se ven mermados. 

Envero

Entre julio y septiembre en el hemisferio norte y entre enero y marzo en el sur se produce el fenómeno llamado Envero, es cuando las uvas comienzan a madurar, empieza con el cambio de color de las uvas, las tintas se vuelven moradas y las blancas más verdes-doradas, inicialmente son todas verdes. 

Desde el Envero hasta la vendimia, las uvas crecen, incrementa el contenido de agua y de azúcar, los ácidos decrecen. Los compuestos responsables de aromas y sabores se desarrollan, así como los taninos. Las mejores condiciones para la maduración son temperaturas templadas, luz solar y un poco de estrés creado por la escasez de agua, para restringir el crecimiento vegetativo y que la planta ponga el esfuerzo en madurar el fruto. 

La Vendimia tiene lugar entre septiembre y octubre en el hemisferio norte y entre marzo y abril en el hemisferio sur. En este periodo lo mejor es que no llueva. Ya que las lluvias diluyen los sabores y pueden dar lugar al incremento de enfermedades.

Finalmente llega el reposo invernal, cuando la temperatura baja, las hojas amarillean, se caen, las reservas de carbohidratos se acumulan en las partes leñosas y las raíces de la planta. Donde la vid se vuelve a dormir para ofrecernos su mejor cara en la siguiente vendimia. 

En Barcolobo cuidamos mucho de la uva durante todo el proceso y como resultado obtenemos nuestros deliciosos vinos, donde podrás notar todo el cariño del proceso mediante un sabor exquisito y único que hará que te vuelvas un apasionado de estos caldos. Puedes descubrir nuestros vinos aquí, deléitate con el regalo de la vendimia.